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Julio / Agosto 1997

El hijo de alguien

¿Qué hace una dama como usted en un lugar como éste?" Desde que dos tipos fornidos de AA aparecieron en mi puerta una mañana hace muchos años, me han hecho esta pregunta muchísimas veces. Querían que fuera a Waupun con ellos. Esa es nuestra cárcel estatal de máxima seguridad para los hombres. "¿Qué tendría en común con esos hombres?" pregunté. Me respondieron: "Eres alcohólica, ¿no es verdad?" Fui ese domingo y he estado asistiendo a reuniones en correccionales desde entonces. El hecho de que soy alcohólica es la razón por la cual estoy capacitada para asistir a las reuniones en las correccionales, aunque no haya servido condena en una cárcel o prisión del condado, y aunque no sea alemana, irlandesa, negra, blanca ni hispana. No importa si soy hombre o mujer, heterosexual o gay, cómo me gano la vida ahora o cómo me la gané en el pasado. Una reunión de AA en la cárcel es igual a como han sido las reuniones desde que Bill y el Dr. Bob se juntaron: un borracho hablándole a otro. 

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